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sábado, 25 de febrero de 2012
Elevar la autoestima puede ser una cronificación de nuestros defectos
lunes, 13 de febrero de 2012
Noam Chomsky y las 10 Estrategias de Manipulación Mediática
El lingüista Noam Chomsky elaboró la lista de las “10 Estrategias de Manipulación” a través de los medios
1. La estrategia de la distracción. El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las élites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética. ”Mantener la Atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a granja como los otros animales (cita del texto ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.
2. Crear problemas y después ofrecer soluciones. Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.
3. La estrategia de la gradualidad. Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.
4. La estrategia de diferir. Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá mejorar mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el momento.
5. Dirigirse al público como criaturas de poca edad. La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante. Por qué? “Si uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o menos de edad (ver “Armas silenciosas para guerras tranquilas”)”.
6. Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión. Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y finalmente al sentido critico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos…
7. Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad. Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposible de alcanzar para las clases inferiores (ver ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.
8. Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad. Promover al público a
9. Reforzar la autoculpabilidad. Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se auto desvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. Y, sin acción, no hay revolución!
10. Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen. En el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos poseídos y utilizados por las élites dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológicamente. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos.
“Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance: a mano, a máquina, a mimeógrafo, oralmente. Mande copias a sus amigos: nueve de cada diez las estarán esperando.
Millones quieren ser informados. El terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento.
Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad. Derrote el terror. Haga circular esta información”.
Rodolfo Walsh
domingo, 12 de febrero de 2012
Las normas emocionales o arquetípicas pretenden un fin ideal.
Los que creen que Dios es el creador, tienen que reconocer que lo es del bien y del mal porque se trata de un Ser absoluto. Por tanto si el diablo sigue ahí es porque Dios quiere.
A veces estos “idealistas” no tienen tales ideales y se aprovechan de eso para ocultar sus verdaderos intereses políticos de poder, pero que utilizan el ideal de las gentes para conseguir sus fines.
Ninguna norma jurídica, ni nada, puede ser absolutamente buena ni mala. Efectivamente lo que es bueno para unos no es bueno para otros. La simplificación es un arma de doble filo, por un lado lo entiende bien la gente simple pero a los que no son simples esa pedagogía les confunde. En el sistema educativo que hemos sufrido hay muchos ejemplos de alumnos simples que aprenden simplicidades y alumnos mezclados con ellos que no son tan simples que no aprenden ni esas simplicidades ni nada.
Esos falsos idealistas que ocultan sus verdaderos intereses políticos de poder, utilizan un diablo absolutamente malo que convenientemente maquillado presentan al pueblo.
La que llamo “generación del yogurt” que han recibido una formación simplista en el colegio, que se les ha acostumbrado a pensar que solo tienen derechos pero no deberes, que se les ha dado todo facil por sus padres y profesores, piensan que todo y todos los que le lleven la contraria son absolutamente malos.
El concepto que ha encontrado esta generación de algo que sea malo o malísimo no es el diablo, es una nueva entelequia reduccionista y simplista qu se llama “fascista”. Para ellos todo el que le incomoda de alguna manera, le pide un esfuerzo, le lleva la contraria, etc., es un "fascista".
En la crisis de autoridad actual donde no hay concepto de autoridad, un ser absolutamente malo para ellos es un “fascista”, seguramente sin saber claramente ni lo que significa eso históricamente.
El ideal puro solo existe en los individuos inexpertos, los que son como niños “inocentes”, los que creen en el paraíso ideal, los que viven en un mundo desprendido de “lo malo”.
A veces estos “idealistas” no tienen tales ideales y se aprovechan de eso para ocultar sus verdaderos intereses políticos de poder, pero que utilizan el ideal de las gentes para conseguir sus fines.
Ninguna norma jurídica, ni nada, puede ser absolutamente buena ni mala. Efectivamente lo que es bueno para unos no es bueno para otros. La simplificación es un arma de doble filo, por un lado lo entiende bien la gente simple pero a los que no son simples esa pedagogía les confunde. En el sistema educativo que hemos sufrido hay muchos ejemplos de alumnos simples que aprenden simplicidades y alumnos mezclados con ellos que no son tan simples que no aprenden ni esas simplicidades ni nada.
Esos falsos idealistas que ocultan sus verdaderos intereses políticos de poder, utilizan un diablo absolutamente malo que convenientemente maquillado presentan al pueblo.
La que llamo “generación del yogurt” que han recibido una formación simplista en el colegio, que se les ha acostumbrado a pensar que solo tienen derechos pero no deberes, que se les ha dado todo facil por sus padres y profesores, piensan que todo y todos los que le lleven la contraria son absolutamente malos.
El concepto que ha encontrado esta generación de algo que sea malo o malísimo no es el diablo, es una nueva entelequia reduccionista y simplista qu se llama “fascista”. Para ellos todo el que le incomoda de alguna manera, le pide un esfuerzo, le lleva la contraria, etc., es un "fascista".
En la crisis de autoridad actual donde no hay concepto de autoridad, un ser absolutamente malo para ellos es un “fascista”, seguramente sin saber claramente ni lo que significa eso históricamente.
El ideal puro solo existe en los individuos inexpertos, los que son como niños “inocentes”, los que creen en el paraíso ideal, los que viven en un mundo desprendido de “lo malo”.
sábado, 11 de febrero de 2012
La "obligación" del Bienestar Social no es de los empresarios, es del Estado
Se ha comprobado, que cargar al empresario con obligaciones de Bienestar Social, no ha funcionado y ha llevado a España a ser el país con más paro de Europa. O sea que una norma emocional (arquetípica) desprendida de análisis y posterior comprobación, ha logrado precisamente su efecto contrario.
Los trabajadores no creo que volvamos a ser "mulos de carga" sobretodo gracias al desarrollo de la tecnología, salvo que para alguien trabajar sea eso. Los "derechos de los trabajadores que tantos sacrificios, sangre, sudor y lágrimas, costó", que tantas veces se dice, está asociado al bienestar social liberal-capitalista, que necesita esas reformas para no asfixiarse en la acumulación, tal como señaló Marx, y poder seguir existiendo, contribuyendo a que los ricos puedan seguir siendo ricos y los pobres no se mueran de hambre. Pero para nada entra aquí una bondad intrínseca, ni de los capitalistas, ni de los obreros, ni una conciencia moral apiadándose con lo mal que lo pasan las familias.
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