Lo primero que en principio habría que cambiar para conseguir una autentica democracia sería aprobar una ley de partidos políticos. Su objetivo sería conseguir que los partidos fueran más democráticos y se procurara el nombramiento de los órganos de dirección y el nombramiento de los representantes institucionales en las elecciones a través del sufragio universal, sin sufragios censatarios restringidos por el aparato como ahora y con listas abiertas. Por lo tanto, a todos y cada uno de los militantes y, en su caso, también, a los simpatizantes, e incluso abrirlo a los ciudadanos que quieran participar libremente y que sus votos tenga la misma validez que los de los militantes.
Hoy en día el debate aparente que más se produce es el debate entre monarquía y república. Este debate para mi opinión pudo ser muy importante en la transición, pero ahora no tanto. En aquel momento, como sabemos, el Partido Comunista de España y el Partido Socialista Obrero Español, nos impusieron, sin consultar a través de referéndum, la monarquia y solo fueron al "consenso" con el régimen anterior y los otros partidos que admitían la monarquia, con el objeto que hemos verificado después de repartirse el botín y el pesebre del estado, lo que facilitó llegar al desastre de la integridad nacional, la corrupción, la domesticación de la justicia y de la administración publica que existe actualmente.
Sin embargo con los sistemas abiertos de los partidos seguiría existiendo el peligro de los aparatos del Sistema de Poder externo, tanto a nivel nacional como internacional. Sistemas que tienen medios económicos y de comunicación y que saben todas las estrategias y tácticas de la justificación, manipulación, tergiversación, desvirtuación, desnaturalización para aplicar a los individuos y grupos las ideas y dinámicas que ellos quieren y les interesan. Son programas de Ingeniería Social aplicada a niveles nacionales y también internacionales. A este poder ¿se le pueden contraponer otro poder para desenmascararlo y salvaguardar a los ciudadanos? Creo que en estos momentos todavía no. Si a los partidos llegan individuos infiltrados directamente por el sistema de poder o individuos poco preparados o inexpertos que no se enteran del sistema de poder existente en estos momentos, volveremos a estar en las mismas. Pero este peligro por lo que se ha podido ver históricamente puede ocurrir tanto con los partidos democráticos señalados como con los partidos burocráticos y sus aparatos centralistas y cerrados.