De todo se aprende. Yo he evolucionado hacia una lógica de vida apartada de lo que no pueda ser observable. Esto te abre toda una serie de posibilidades de interacción, pero te cierra también otras tantas, sobre todo con tus semejantes.
Me acerqué a una exposición de propaganda política nacionalista catalana. Pensé que me iba a aburrir muchísimo o a revolcarme en el asiento desesperado Pero no fue así.
El que para mí fue solo un propagandista, tenía un curriculum interesante que en principio me lo pasé por alto, pero que ello ha permitido al ponente adquirir una experiencia, entrenamiento, experimentación y conocimientos de la política tecnológica muy altos. Por lo tanto su exposición era de nivel.
La primera parte era de justificación nacionalista y cronograma de secuencias realizadas por el nacionalismo catalán desde que el campo nacionalista quedó en barbecho, para el provecho de estos en la política española, y que se realizó de forma total a partir de la Transición.
Lo que iba a ser un aburrimiento empieza a convertirse en toda una exposición matemática de ecuaciones, algoritmos, geometrías, cibernética, teoría de sistemas, etc. en un programa de ingeniería política y social extenso y muy bien expuesto y ejecutado por este nacionalismo catalán que de hecho ha sido paradigmático.
Paso a paso se iba engarzando el discurso propagandístico con el proceso de realización de la política nacionalista que calculadamente desde el principio fue engarzando piezas que ya estaban preparadas y experimentadas en otros lugares junto con otras ecuaciones que se ensayaban y otras que era de la atención prestada frente a realizaciones de ensayo-error practicadas. Iban tocando uno a uno y de forma sistemática todos los pasos que tenían que ir realizando a lo largo del tiempo y engarzando unas cosas con otras.
Pero aquí no acabó mi expectación y asombro pues, lo que es la propia exposición y puesta en escena, frente al publico asistente, fue también genial. Aparte de los clásicos trucos de efectos psicológicos de la puesta en escena de los teatros, películas, etc. y que tanta experiencia tienen los dedicados a los rituales religiosos respecto a la modulación de las palabras, su secuencia, intensidad, volumen, etc. Era la precisión, experimentación más allá de esta simple puesta en escena, por su contenido de tipo dialéctico, dominando la ingeniería subjetiva de la comunicación y la propaganda:
- Omisión de unas cosas que a ellos le interesan de la realidad, ocultación, encriptación o exaltación de otras.
- El victimismo como recurso permanente.
- La tergiversación, manipulación, desnaturalización y desvirtuación para la criminalización del enemigo.
- Y otros trucos que ya todo el mundo va conociendo.
Cada vez me aparto más de las entelequias justificativas, bien sean de tipo religioso, nacionalista o de tipo político ideológico, pero también de otras que pudieran surgir al efecto en cualquier momento de las conversaciones o interacciones dialécticas.
Son las condiciones materiales de existencia las que determinan, no solo el sentido de las cosas, la realidad o la verdad, sino que, determinan condicionan y afectan desde el principio o en última instancia la conciencia de todos nosotros. No son los arboles lo que hacen el bosque sino la interacción entre ellos.
La situación de barbecho o de territorio abandonado que se produjo en la transición del franquismo a la monarquía coronada, permitió al nacionalismo ocupar ese espacio con fuerza y determinación. Y por contra dejó a contrapelo e incluso desarmado, por el falso patriotismo anterior, los discursos y propaganda de dialéctica nacional del conjunto del país.
Los políticos españoles no ofrecieron un pulso equilibrado al nacionalismo con las armas necesarias que correspondían para contrarrestarlo, en parte por la política de consensos y cambalaches entre los partidos que se pactaron en aquellos momentos, y en parte, por el error dialéctico de pensar que en estos tiempos de globalización y fusión europea no cabían los micro nacionalismo. También por la falsa idea de que siendo comprensivos y generosos iban a desarmarse por sí solos. O que dándoles dinero iban a ser agradecidos en una mecánica simplista que no funcionó como pensaban ingenua e idealmente. No fue así, estaban muy equivocados, fatalmente equivocados. Y siguen metiendo la pata y siguen sin rumbo ni objetivo final, errores que no hacen sino cebar cada vez más al nacionalismo y que ellos aprovechan para, cada vez, seguir justificando mejor su causa aplicando una competente tecnología política. Todo ello se nos presenta como el renacer de unos políticos "picaros" que lo que pretenden es permanecer en el poder y sobrevivir en él a toda costa, con las mismas formas que recurrieron los pobres y desheredados del siglo XVI para poder comer y que tan bien se plasmó en aquel género literario.
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