La derecha española conserva la esencia de la incapacidad histórica de las autoridades que nos han precedido para la propaganda y la contrapropaganda. Si bien se han obtenido triunfos notables en diversas áreas, nunca se han sabido rentabilizar y siempre se han perdido todas las batallas habidas en relación con la propaganda.
No se si por la altivez, por la soberbia, por el ego subido o una autoestima elevada, pero siempre, ha sido así, hasta el extremo de convertirnos, en el pueblo que más tiempo seguido se nos ha criticado a lo largo de la historia sin motivo ninguno. Se ha llegado hasta hoy con la misma virulencia, aún con menos motivo, porque no tenemos la proyección internacional que teníamos en el siglo XVI.
Para encontrar un ejemplo igual hay que buscarlo en el pueblo judío, que desde la muerte de Jesucristo no paran, pero desde hace un tiempo el sionismo, el estado de Israel y los lobbies judíos, están reaccionando, sobre todo, a través del control de los medios de la comunicación.
Los españoles siguen sin saber reaccionar y parece que la leyenda negra todavía pesa sobre nosotros y no deja de ejercer su influencia. A los españoles nos las siguen dando por todos lados y nos hacen culpable de todo y minimizan nuestros triunfos, sin apenas saber reaccionar.
Esa actitud, la veo en esencia, en la derecha española, porque las izquierdas reaccionan mucho más satisfactoriamente, al menos, en lo que se refiere a la política interior. La izquierda conoce mejor las técnicas de la propaganda, las saben utilizar en tiempo y forma. Se les ve que van aprendiendo a toda prisa y encontrando nuevas manifestaciones. La exce`pción, por inocencia e inmadurez la sigo encontrando en la escena internacional, aqui unos por las cosas de siempre y otros por la inocencia que tienen respecto a lo que son los extranjeros y como reaccionan por la falta de interacción con esas experiencias y el roce interpersonal, son igual de incapaces.
Yo creo que no hay que saltar a la primera a todo, siempre. A veces hay que dejar un poco de tiempo para ver las cosas. Pasado el tiempo prudencial, hay que intervenir y a veces hasta justificarse sin nada de altivez, ni de que las cosas se arreglan solas. Hay que intervenir con “todas” las armas al alcance y sin dar cuartel, e incluso habría que poner en práctica nuevos métodos e inventar nuestras y nuevas historias.
Hay que empezar a tomarnos muy en serio esta cuestión porque sigue sin arreglarse. Tiene que ser una intervención directa, indirecta, y también pueden ser ambas al mismo tiempo. Pero “siempre” hay que intervenir cuando te difaman. Si te tratan de envenenar y no te sabes inmunizar te mueres. Los intoxicadores no pueden seguir ahí porque te destruirán.
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