Yo creo que ese dios justo y todopoderoso que nos juzgara como siempre hemos creído, no estará nunca directamente al alcance de la mano del hombre. Por mucho que nos hemos esforzado en hacer sistemas políticos y económicos justos siempre han terminado corrompiéndose por la intervención directa del hombre en esos objetivos. Todos los hombres serán siempre como son y han sido desde hace un par de millones de años que aparece el genero homo. Su evolución y desarrollo intelectual viene siempre asociado al dominio y ejecución de tecnología o de algún elemento tecnológico o a la asociación de las tecnologías existentes en cada momento. Hasta la propia evolución física, su desarrollo biológico, la adaptación al medio, la mejora de la esperanza de vida y los problemas de funcionamiento biológico, desde que el género homo se transforma en homo sapiens y llegamos hasta el hombre actual, ha estado siempre relacionado y es producto de su cada vez mayor cantidad de relación e interacción con la tecnología.
La mejora del Estado, la sociedad, la economía y la justicia, solo puede avanzar si nos asociamos en estos campos cada vez más a la tecnología. Para lograr una verdadera justicia tenemos que ir sustituyendo a niveles cualitativos y cuantitativos nuestra toma de decisiones y programaciones con nuevas tecnologías y siempre con la ayuda de la tecnología y de los programas informáticos, la elaboración de algoritmos cada vez mas sofisticados y la ayuda de las computadoras para relacionarlos más allá de la capacidad humana aislada. A la vista de éste razonamiento, el titulo de ésta reflexión parece una simplicidad evidente pero para quitar el sentido egocéntrico y territorial del hombre a veces hay necesidad de contar e insistir en las verdades de perogrullo.