Para que los pensamientos no sean entelequias que solo sirvan a los fines de la persona particular que los emite o que tengan el poder de legitimar los argumentos y justificaciones propias que le sirvan o le parezcan válidas sólo a esa persona, para todo ello, se tienen que definir cada uno de los elementos, estructuras y conceptos que componen el pensamiento o fenómeno determinado y ponerlo en relación con los elementos, estructuras y conceptos que formarían el pensamiento o fenómeno, en toda su dimensión, desde un espacio y un tiempo hasta su contrario, y solo de esa forma puede compartirse y podría ser comprensible para los demás.
Con ésta forma se lograría abarcar todo el espectro físico y espiritual de los pensamientos, de las descripciones y de los fenómenos, necesarios para formular una idea, un pensamiento o conformar una estructura de la realidad que pueda ser comprendida, medida y evaluada, que pueda acercarse lo más posible a la observación como si de un objeto se tratase, que se pueda examinar, probar, cotejar, confirmar, revisar, constatar, demostrar, evidenciar, justificar, y poder llegar a ser considerado verdadero por todo el mundo..
Las entelequias se han empleado sistemáticamente en las religiones pero también en las otras disciplinas basadas en la fe emocional, el convencimiento, la suposición o la presunción, como sería el caso de la demagogia que es el residuo de la política, el sofisma que es el residuo de la filosofía o el egocentrismo que es el residuo de la espiritualidad.
Las entelequias tienen una eficacia social enorme porque van directamente a la fe emocional, de hecho, casi todas las estructuras de normas y valores sociales, culturales y morales, se construyen con entelequias que se aceptan sin discusión, a pie juntillas.
Además, las entelequias tienen la virtud de que al ser conceptos vacuos o ideales sin consistencia física son muy difíciles de desmentir o desmontar y es difícil emplear argumentos que los puedan poner en cuestión. Pueden durar siglos como así ha ocurrido sin que nadie se haya cuestionado las principales entelequias que campan por el mundo.
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