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sábado, 30 de julio de 2011

Doble vinculo

La teoría batesoniana de la esquizofrenia es casi un corolario de sus estudios sobre el aprendizaje. Siguiendo con su preocupación por el contexto, fue el iniciador de la psicoterapia familiar, al entender que el enfermo mental es producto de la interacción familiar o grupal: la disgregación de su personalidad proviene precisamente de vivir en un sistema de agudas contradicciones, hasta perder la capacidad que tiene el yo de "discriminar modos comunicacionales".
Imaginemos una madre ambivalente que dice "hijito querido" mientras su rigidez indica rechazo, y tendremos un doble mensaje: digital (las palabras de afecto) y analógico (el gesto, que indica lo contrario). Quien se ve sometido este tipo de contradicciones (por ejemplo, entre lo permitido y lo prohibido) genera un "doble vínculo"; es un conflicto entre un mandato primario negativo y uno secundario opuesto al primero, que provoca una fragrnentación de su "yo". La personalidad funciona aquí -dirá Bateson- como un sistema autocorrectivo que ha perdido su regulador. Vemos pues que la esquizofrenia es a la personalidad lo que la cismogénesis es a la cultura.

1 comentario:

  1. En el artículo "Maneras de vivir " de Rosa Montero ,me gusta especialmente las siguientes palabras cuando se pregunta que es lo que la sociedad entiende por "loco" .Cuando el matemático John Nash recibió el Premio Nobel en 1994, después de varias décadas de psiquiatrización por padecer un trastorno esquizofrénico, escribió un texto conmovedor que ya he citado alguna vez. Nash había mejorado de sus delirios gracias a los nuevos fármacos y a un autocontrol tenaz: "De manera que en estos momentos parece que estoy pensando de nuevo racionalmente, al modo en que lo hacen los científicos", escribía. Pero añadía: "Sin embargo, esto no es algo que me llene totalmente de alegría, como sucedería en el caso de estar físicamente enfermo y recuperar la salud. Porque la racionalidad del pensamiento impone un límite en el concepto cósmico que la persona tiene". Y ponía como ejemplo a Zaratustra, o Zoroastro, que sin duda era un lunático para aquellos que no compartían sus enseñanzas. Pero fueron justamente esas chifladuras las que le convirtieron en un profeta y le permitieron pasar a la posteridad.
    O lo que es lo mismo: si tu alucinación es compartida por más gente, deja de ser considerada locura.
    Porque las sociedades también se pueden trastornar, como los individuos; y porque lo que llamamos locura es un vertiginoso punto ciego que zumba y palpita en el interior de todos nosotros.

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