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viernes, 25 de mayo de 2012

Las cosas buenas que hace el Estado y las políticas del bienestar social hay que pagarlo. Nadie lo va a hacer por nosotros y es carísimo.



Hay muchas cosas buenas como: el derecho al trabajo, a la vivienda, a la educación, a la sanidad, a los servicios sociales generales y específicos, y en fin, todo lo relacionado con el bienestar social, etc. También son buenas unas energías limpias que sustituyan al petróleo, cuidar del medio ambiente, de nuestro patrimonio cultural, etc.

Pero ante todo eso hay una cosa que parece que no nos lo tomamos muy en serio y vemos solo una parte, la parte que nos interesa, lo bueno.

El problema de todas las cosas buenas y sobretodo para los que las anhelamos porque no las disfrutamos, es que hay que pagarlas.

Para pagar las cosas que hace el Estado hay que recaudar primero, y eso se hace a través de la renta de las personas físicas, a través de los impuestos, etc. Todo esto hace a su ver que revierta sobre el costo de la vida y que suban los precios de todos los artículos, y consecuentemente también contribuya disminuir nuestro bienestar porque ese dinero para mi disfrute se lo tengo que pagar a Hacienda.

O sea, que para conseguir bienestar hay que pagarlo y eso en un círculo vicioso que a su vez contribuye a disminuir nuestro bienestar.

Así por ejemplo, si queremos energías limpias, hay que pagarlas, y para eso tenemos que abonar el porcentaje necesario (20%, 40%, 60%) en la factura de la luz. ¿Estamos dispuestos a eso?


¿Piensas que hay un papa escondido por ahí, con una billetera ilimitada, y que lo que pasa es que es un malvado que no nos lo quiere dar?

Estás equivocado. Tienes que madurar todo ese proceso porque no hay vías milagrosas. Las cosas que quieres, tienes que pagarlas, como todo en la vida.

A veces puedes olvidarte o te confundes como lo que pasa cuando adquieres esos paquetes turísticos del “todo incluido”. Cuando lo estás disfrutando te da la sensación de que todo es gratis. Pero el “todo incluido” hay que pagarlo antes, y si no tienes dinero no lo puedes disfrutar.

También te voy a decir una cosa importante respecto al Estado, he hecho un pequeño estudio y, de todo lo que le damos para nuestro bienestar, solo el 10 o el 20 por ciento, en el mejor de los casos, nos revierte en lo que hemos pedido o deseado. El 90 o el 80 por ciento de lo que damos para bienestar social, se pierde en administración gestión, trámites, salarios del personal, edificios, viajes, formación, desvíos justificables, etc., amen de otras cosas más o menos confesables o justificables que nunca te vas a enterar ni te van a dar pormenorizadamente cuenta.





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