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lunes, 24 de junio de 2013

La partidocracia en España


La partidocracia en España tiene estos resultados. No hay principios. Solo el poder por el poder. Lo importante es el partido. En esto están de acuerdo los de derechas y los de las izquierdas. El fin es mantenerse en el poder como sea. Para ello tienen controlados unos y otros todos los poderes: el ejecutivo, el legislativo y el judicial. Los medios de comunicación de la propaganda política están subvencionados a través de varias formas. Las cadenas de televisión publicas nacionales y autonómicas se financian con los presupuestos públicos. La fiscalía, los tribunales superiores de justicia, el tribunal supremo y el tribunal constitucional, se nombran con cuotas de poder que tienen los partidos para su elección, cargándose la independencia judicial. Asimismo dan muchas ayudas para su funcionamiento y millonarias subvenciones para cursos de formación con poco control de los gastos a las organizaciones sindicales y empresariales. El poder legislativo se ha metido en todos los aspectos de la vida social y económica con unas normas ambiguas y a veces contradictorias donde la interpretación es de la administración pero que compete resolver al poder ejecutivo. Los nombramientos de los puestos directivos de la administración pública no depende de los méritos sino de la libre designación que hacen los distintos cargos del ejecutivo nacional y autonómico cargándose la independencia, la profesionalidad, la igualdad, el merito y la capacidad de los funcionarios públicos. Los partidos políticos y sus gastos no dependen de las cuotas de sus afiliados sino de los presupuestos públicos. Este es el panorama. Una estatalización de todo controlado por los partidos políticos al modo de como constituyó Lenin el Estado soviético solo que en vez de ser un solo partido único, en España hay dos nacionales y los propios de las naciones y comunidades autónomas confederadas. Una frase cínica que define muy bien la situación es que quien se aparta de las directrices de la dirección general del partido o del secretario general o del presidente "no sale en la foto", lo que viene a traducirse en que no va a ser puesto en las planchas electorales que deciden los partidos. El sistema electoral no permite que los ciudadanos podamos alterar ni cambiar las listas de candidatos de las planchas que nos imponen los partidos. Los nombramientos de las autoridades y de los cargos superiores de la administración de empresas publicas, entidades y análogas del sector público se establecen por los partidos vencedores sin ninguna posibilidad en la práctica de basarse en méritos profesionales o en la carrera administrativa.