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martes, 30 de abril de 2013

En España siempre se ha dicho que la sanidad pública es mejor que la sanidad privada.


No es muy entendible pero en España siempre se ha dicho que la sanidad pública es mejor que la sanidad privada y en algunos aspectos creo que si ha sido así. Es un caso insólito en el mundo, pero, en principio, no tendría por qué ser de otra manera. O sea que en España la "sanidad privada", a la que van y pagan los ricos, es peor que la "sanidad publica" a la que van los trabajadores, los pobres, los emigrantes, etc.  También en España es mejor la sanidad pública que la sanidad que pagan muchos trabajadores que aparte se hacen un seguro médico en la sanidad privada y la usan con preferencia a la pública. Esto, la verdad, es que no me cuadra mucho. Puede ser que la gente le guste gastar el dinero o por cuestiones de status, pero puede ser, también, que no sea tanta verdad como cuentan y se trate de una campaña de propaganda de determinados intereses políticos-económicos. Puede ser que algunos poderes fácticos dentro del panorama político-social, etc., utilizan y dan instrucciones a los medios de comunicación y de creación de opinión pública para hacernos creer que la sanidad pública es una maravilla. Bien sea por alguna estrategia o interés determinado que tratan de ocultar, o por otra cosa, lo cierto es que, en realidad, la sanidad pública tiene sus fallos como todas las cosas en el mundo, pero algo que aún con todo lo cara que es y todo el esfuerzo que nos cuesta mantenerla, no debería ser en principio motivo de sorpresa o extrañeza, sobretodo porque los presupuestos actuales de la sanidad son una de las partidas más importantes del conjunto de capítulos de los presupuestos generales de la Administración Pública.
Efectivamente, aunque nos hacen creer que es gratis, la sanidad pública hay que pagarla, se pagan sus infraestructuras, las miles de nóminas de  sus trabajadores, los servicios, las prestaciones, el material, los equipos, el mantenimiento, las obras mejora de bienes y patrimonio, los proveedores, etc. etc., aparte, de otros gastos más o menos justificables o confesables.
Lo que si resulta evidente es que en la sanidad pública hay transacciones inmensas de dinero y también lo hay en sus presupuestos. En todas estas actuaciones también se producen negociaciones (negocios) y acuerdos de todos los sujetos y entes implicados en la jerarquía, que permiten llevar el dinero de aquí para allá. Eso también puede beneficiar a muchos que se convierten en empresarios fortuitos, pero sin el riesgo que conlleva la puesta del dinero propio de su bolsillo particular, pero, sin embargo, con muchísimas posibilidades de beneficio si se atina y salen bien las cosas.

Hay ejemplos para todos los gustos aquí en el enlace hay un articulo que enfoca el problema también desde otro punto de vista.
Revisada el 1/5/2013


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